domingo, 25 de diciembre de 2011

NUEVOS TIEMPOS, NUEVAS LEYES

Hablemos de los nuevos propósitos, ahora que celebramos el solsticio de invierno, ese momento de renovación en el que la oscuridad por fin mengua y la luz gana la batalla... hasta el verano. No dejaré de extrañarme al ver que sacralizamos un proceso que de extraordinario no tiene lo más mínimo. Antes sacralizo a las lentejas, que si quieres las comes y si no... como la constitución estofada con chorizo... Todo sagrado. Y me desvío. Perdón.

A lo que voy. A lo profano. A lo que se puede tocar. Internet, por ejemplo... La necesidad de regular internet para aquellos que mercadean con contenidos es fundamental. Suena mal mercadear, pero al pan, pan y al vino, vino. ¿Ley Sinde? No es eso de lo que os voy a hablar.


LO NUEVO Y LO VIEJO DEL MODELO DE NEGOCIO

Hay quien quiere compartir con el mundo sus creaciones sin pedir nada a cambio. Estupendo.

Hay muchas personas, emprendedoras para más señas, que creen en que se pueden desarrollar nuevos modelos de negocio de contenidos adaptados a las TIC. Además, algunos de ellos también creen en compartir por amor.

Hay distribuidoras, productoras, discográficas y autores que quizá quieran quemar sus contenidos y lograr que nadie los disfrute (aunque sea pagando por ello), postura que hay que respetar. Y la necedad de acusar a los dinosaurios de serlo... tampoco justifica ciertos discursos, por renovadores que supuestamente sean, porque la última palabra en esto de las suposiciones y confirmaciones la tienen los sacerdotes intérpretes de la ley divina: los jueces de tal o cual bando.

Ni qué decir tiene que el modelo de negocio de páginas de enlaces de descarga... Llamémosle x -qué sé yo, como si se llama películas yonkis-, podría ser considerado como un modelo de negocio condenado a morir. Está viejo y casi obsoleto. Es un negocio anclado con obstinación en un tiempo que pasará, como lo hace cualquier distribuidora, TV, editorial, productora, o entidad de gestión de derechos mientras tratan de legitimar posturas inaceptables.

En cualquier caso, creo que estamos todos de acuerdo en que cada cual hace con lo suyo -su propiedad- lo que le viene en gana. Como es natural. Entiéndanme, no me refiero a la propiedad com ley divina, si no como herramienta inventada por el hombre. Las herramientas en sí mismas no son nada, si no hay seres humanos que hagan uso de ellas. Y a ese uso me refiero. A un uso responsable de la propiedad, ¿o estoy pidiendo milagros?

Emergen de nuevo los problemas de este país con los tiempos, con un legislativo incapaz de adaptarse a ellos, lento, sin bases, sin planes, sin reflexiones, improvisando, idiota... 

Al final, pasa lo que pasa. Las prisas, las negociaciones, la Ley de Economía Sostenible y sus casposas soluciones dignas del republicanismo más bananero. Ahí está el espejo del trapicheo oculto (como todo en este país de choricil) de los grupos de presión relacionados con los contenidos. Y no, tampoco se puede aceptar el modelo de negocio de los enlaces.
ALQUIMISTAS EN LA NUBE: nada es gratis,amigos.

El viento susurra la palabra gratis, y nos volvemos locos. Cegaditos nos quedamos. Periódicos, Cine, música y todo tipo de contenidos... Sí, gratis, como los ordenadores, la electricidad, el acceso a internet...

Navego luego soy internauta. No pertenezco a asociaciones. y antes que nadie diga nada, sí, trabajé en la SGAE. ¿Pero qué importa eso? No acusen al dinosaurio de serlo.

Cuando la propiedad en la red no se regula, es decir, cuando se permite una anarquía irresponsable en vez de la libertad individual responsable (a la anarquía responsable la daré por perdida), sólo podemos esperar dos escenarios: aquel en el que no se asentarán como es debido los modelos de negocio (sobre todo en contenidos audiovisuales) o aquel otro en el que los contenidos audiovisuales verán mermar sus cualidades.

Si el defensor de Películas Yonkis desea tener en el futuro la posibilidad de ver por ejemplo, El Hobbit, debe entender que la explotación de ese contenido debe estar completamente restringido a sus propietarios. Cualquier uso derivado de su imagen para un lucro ajeno a los propietarios hará que la recaudación quede difusa, lo cual deriva en que la inversión no será amortizada y por inferencia, los contenidos de esa factura desaparecerán. En ninguno de los dos casos el mundo desaparecerá.

No nos engañemos, una web de enlaces no te da contenidos, pero te brinda un servicio para acceder a esos contenidos. Al visitar los espectadores dicha página para dar con el contenido, los anunciantes publican y pagan a la web. Incluso si abono la mensualidad, tengo un servicio con el que accedo a descargas de contenidos más veloces.

COMPARTIR COBRANDO NO ES COMPARTIR

Es evidente que si no hay contenidos, Películas Yonkis no tendría sentido. Debería llamarse Yonkis a secas. Creo que si no describo (con esta claridad) la relación directa entre el negocio de los enlaces con los contenidos enlazados, muchos seguirán negándose a entenderlo. Otra cosa es que no sea ilegal, porque no lo es. Nadie puede meter en la trena a un muchacho por hacer algo que podía hacer.

Tampoco se puede llamar ladrón al que no roba. Ni insinuar que roba. Eso es un insulto. Y nuestra administración llama ladrones a muchas personas a través de sus anuncios.

Eso sí, se regula la cosa y el negocio cambia. Películas yonkis debería abonar una parte de sus ingresos a los propietarios de contenidos, para que empezase a tener sentido el modelo de negocio. Siempre que lleguen a un acuerdo con los propietarios.

LOS IMPLICADOS Y LOS CÓMPLICES

Como me parece inoportuno insistir en que si alguien se lucra de aquello que yo comparto, es una majadería, insistiré en que tan cómplices de toda esta basura somos los internautas, como los proveedores de internet (véase telefónica sin ir más lejos) que se lucran de todo este tráfico (incluido torrent, series yonkis, emule y todo...).

Curioso es que el punto de mira de las discográficas sea un astuto muchacho que vio un hueco en el mundo ganó dinero con ello. Pero no France Telecom. No llevarán los lobbys de contenidos a un macrojuicio a los lobbys de las telecomunicaciones, porque esa no es la forma de resolver las cosas.

Y no se quedarán fuera de esta crítica las asociaciones de internautas que no me representan. Que se escudan en la picaresca y no en fundamentos morales o éticos, en visiones recortadas de la libertad (exactamente igual que los recursos de la Ley de Economía Sostenible).

Qué duda cabe, Pablo Soto, tú eres tan responsable como cualquiera, no una cabeza de turco o un castigo ejemplar. Menos mal que reinó la sensatez en todo esto.

EL ACUERDO

La única forma de resolver las cosas es que todos los implicados lleguen a un acuerdo en el que la propiedad en la red se regule con todas las garantías. Empezando por la privacidad, la vida, y la propiedad. Con las libertades individuales garantizadas.

Un acuerdo basado en un plan genérico a largo plazo, con una idea de lo que debería ser internet y no los intereses particulars de lo que cada uno quiere que sea. Con la libertad necesaria, cada cual hará que la sagrada internet (tan sagrada como las lentejas constitucionales) se transforme en lo que desee.

¿Y ahora qué? Pues  lo absurdo de mis argumentos colgando a los Monty Python porque soy un poco pasmaoderno y mezclo churras y merinas: un post medio serio con videos que no tienen nada que ver, salvo el primero que debería estar incluido en un post dedicado a las subvenciones.

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