jueves, 17 de septiembre de 2009

Cine y Democracia

Hace alrededor de un año tuve la oportunidad de asistir a unas conferencias enmarcadas en unos cursos de verano sobre Gestión Cultural impartidos en El Escorial.

-Hablo de democracia cuando se trate de sistema de elección por sorteo y de aristocracia en un sistema de elección por voto, por tanto el sistema liberal representativo se considera una aristocracia.
-Hablaré de democracia (o aristocracia) en la cultura en dos dimensiones: el consumo y la creación. Quiere decirse, democracia en el sentido que todo el mundo tenga acceso a ella y democracia en el sentido que todo el mundo tenga la posibilidad de crearla.
-Y no daré uso al término democracia (ó aristocracia) como si de un ideal se tratase.

La conferencia trataba la democracia en la cultura y el tipo que impartía las clases era un fantasma francés (la nacionalidad importa) que sólo hablaba del acceso a la cultura. De cómo Francia se esfuerza para que la gente asista a las salas, a los teatros, a las exposiciones... Es decir que hablaba dando un rodeo de cómo solucionar la papeletade del mercado a la patronal de conenidos desde el ámbito del estado. Insistía en cómo conseguir que se sigan vendiendo entradas sin pensar en cambiar los contenidos, sin darle al público lo que quiere.



Ni libertad, ni democracia... Pura aristocracia. Pero le llamaba democracia el tío fantasma,con la intención, qué duda cabe, de vender su discurso, en ese mercado de ideas que es el mundo.

España en el ámbito de la gestión cultural es una especie de espejo faldero de Francia, cuando lo que deben hacer los políticos profesionales de este país es agarrar el toro por los cuernos y, en base a las necesidades específicas de la ciudadanía del reino, gestionar la cultura. Porque es la ciudadanía el espejo en el que deben reflejarse para legislar y no la república vecina.

En esto que llega otro francés se va a Estados Unidos y realiza la mejor película sobre la democracia que recuerde. Sobre el sorteo, el consumo y la creación, una lección magistral y probablemente una de las mejores películas de la historia. El hombre, Michel Gondry, la película, Rebobine, Por Favor (Be Kind, Rewind).

Y sí, Rebobine, Por Favor es una película y un ideal y de nuevo un francés aquel en el que se refleja un español.

Tócate los cojones.

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