viernes, 11 de noviembre de 2011

CLOVERFIELD/MONSTRUOSO: retrato de una época

cloverfield.jpg



Algunas películas se convierten en el reflejo de una época. Recrean una imaginería particular y evocan un estado de ánimo colectivo, instantáneas de la historia que son como hitos que ordenan su complejo devenir. Hijos de la televisión, Matt Reeves, director de la adaptación al público norteamericano de la antítesis del éxito vampírico adolescente Let Me In (2010) y J. J. Abrams, el último gran talento mainstream de la industria hacen su apuesta.
Cloverfield apunta alto y por momentos es una de esas películas. Quizá su mayor acierto ha sido su capacidad para combinar técnica y narrativa con la coherencia necesaria (quizá con menos rigor) para retratar el inicio de una nueva era y su estado de ánimo: un mundo multipolar, global, digital, telecomunicado, inmediato... Y atomizado.
El concepto de Cloverfield es sencillo: un individuo, una videocámara y un leviatán que ataca su ciudad: todo queda registrado. El eco de The Blair Witch Project (1999) es evidente, y supone una puesta al día del cine clásico de ciencia ficción multisala.
¿DOCUMENTOS O RECUERDOS?
Más allá de la impostura de la imagen (una recreación de la casera cámara en mano) o del sonido (un tramposo y eficaz diseño) se plantea en los créditos iniciales el primer dilema: lo que vamos a ver es un documento clasificado del ejército de los EE. UU. y a la vez el punto de vista de un individuo (en realidad de dos ya que hay relevos). Si bien el muchacho graba la realidad, aquello que graba es una selección de lo que a él le interesa de esa realidad, por tanto inmortaliza la vida privada en medio de un caos colectivo, mostrando por el camino, el proceso de cración del recuerdo digital de esta generación (móviles grabando en escena, el video youtube de nuestra última fiesta o nuestro recuerdo del 11-S).
El audiovisual anglosajón ha captado de muchas formas ese shock ante la nueva amenaza terrorista y las irracionales respuestas derivadas que ponían en riesgo las sacras libertades individuales (la contradicción de Batman en The Dark Knight, la lucha de Jason Bourne en su trilogía por someter a control público las acciones de la CIA o el final agridulce de Eastern Promises). Asimismo produjo reacciones institucionales como la integración de las distintas agencias de seguridad e inteligencia del país ejecutada con métodos irregulares y dudosa gloria (The Wire de HBO o Public Enemies (2009)).
MORAL EN CRISIS Y CRISIS MORAL
Tras la destilación, el material resultante establece, por medio de una gran parábola, el sentimiento del país tras el 11-S. Conjuga los ejes amor-egoísmo con libertad individual-estado para ilustrar con el método cartesiano el conflicto (y potencial desaparición) del individuo de una sociedad acomodada ante el advenimiento de un nuevo escenario.
Las primera secuencia de Cloverfield se coloca en el cuadrante ideal: amor y libertad individual. El crudo viaje de apenas hora y veinte minutos de duración nos traslada a través de la destrucción de ese amor hacia el cuadrante opuesto, sin amor y con la muerte a manos del estado.
Quizá la chispa que inicia el incendio sea un monstruo terrorista, pero el leviatán de esa misma sociedad hace el resto. Desde luego, el sacrificio del amor a cambio de una oportunidad laboral no es culpa de los terroristas, como tampoco lo es la decisión de arrasar el habeas corpus de toda la nación (la completa destrucción la ciudad). La salvación está en el amor, el final bascula de cuadrante hacia el amor sin libertad: la reconciliación esperanzadora previa a la muerte, cierra un filme de atmósfera pesimista.
¿HITO PUES? 
Sin ser un film innovador, Cloverfield, se vale de un recurso narrativo cotidiano y emocional propio del siglo XXI para retratar a una sociedad en crisis de valores. Se le añade una labor exquisita en la dosificación de la información y en la construcción del tiempo. Por si fuera poco, es otro ejemplo de la capacidad de una conservadora industria en constante renovación en busca de nuevos productos que ofrecer a sus consumidores, en la cual permea, sin ningún complejo, un amplio abanico de tendencias desarrolladas en su laboratorio de I+D+I: el cine experimental. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario