miércoles, 26 de octubre de 2011

TINTÍN: el Secreto del ARREBATO



No sé si Iván Zulueta compartiría este post. Me refiero a la opinión, no a compartirlo con sus amigos de facebook.


¿Y qué tandrá que ver Zulueta con Spielberg? Ni más ni menos que el SECRETO DEL ARREBATO.



En una crítica, bien se puede comentar si la cinta logra sus objetivos, bien se puede comentar el tema que trata y el rigor (o el valor) o la óptica con que lo hace, bien se pueden tratar los recursos narrativos que utiliza y si estos aportan algo al mundo del audiovisual. 


Pero al final, lo que cuenta para que una película sea una gran película es que sea capaz de arrebatar. No es que la película te absorba, yo lo veo más bien como una simbiosis. Una simbiosis vital y no un parasitismo destructivo. Y como en toda simbiosis, se da una dependencia mutua y no olvidemos, vital.


Cada cual tiene su repertorio de películas arrebatadoras. Que yo recuerde, la primera vez que sentí el arrebato de forma consciente fue en una sala, durante el cortometraje de los dinosaurios de Fantasía de Walt Disney. Debía tener cuatro años. Es un recuerdo muy vago pero está ahí.


Pero la primera vez que fui arrebatado durante toda una película fue, probablemente, con Indiana Jones y la Última Cruzada. Tenía cinco o seis años. Fui sacudido y el cine no volvió a ser lo mismo. En aquella época no tenía vídeo en casa. Fui de los últimos de mi clase en disfrutar de uno y gracias a que lo pedí, en reyes del año... 1991 llegó a casa. La primera cinta, fantasía. Déjate de Sirenitas o Bellas y Bestias. Dinosaurios y expresionismo. Luego llegaron En Busca del Fuego y La Vida a Prueba (serie documental de David Attenborough para la BBC). 


Y en el 1992 llegó a una joven ligera de cascos de nombre Tele5, Indiana Jones y La Última Cruzada. La grabé. La encerré tras unos barrotes de VHS, le quité la pestaña y la tiré al manzanares. La amordacé con 180 minutos de cinta magnética... Y desde entonces, siendo sólo mía empecé a arrebatarme una y otra vez. No sé qué me pasaba. Ahora el diagnóstico es simbiosis de arrebato.


Unos meses más tarde, no había cumplido los 9, la primera película moderna que vi fue un documental de National Geographic titulado Leones y Hienas: Eternos Enemigos. Era moderna porque se presentó ante mis ojos un relato completamente distinto a lo visto hasta ahora. El politeísmo grecorromano y salvaje hizo su aparición en mi vida. A las luces antes conocidas se proporcionan sombras y volumen. Leones holgazanes y leonas carroñeras, hienas cazadoras con comunidades solidarias y el amor y el sexo como elemento de cohesión... Plantada quedó la semilla de la modernidad.  Arrebatado que lo viví.


Posmodernizao me quedé y ahora cruzo churras y merinas. Siguieron los dibujos, las figuras, los libros, los dioramas en acción, los lápices-saturno V, mi primera videocámara (a los 18 años) y todo lo demás. Incluido Zulueta.




En el momento del arrebato nada importa. Cine y persona son una. 


E Indiana Jones y la Última Cruzada me acompañó toda la vida. Todavía lo hace. 


Por todo esto a Spielberg se lo perdono todo. Porque me enseñó a buscar material de arrebato y a querer fabricarlo. Y ahora me veo envuelto en berenjenales de creación que me arrebatan y que ojalá consigan arrebatar a otros. No sé si sabré hacerlo.


¿Desvelará TINTÍN el secreto del ARREBATO?

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